Café, un combustible natural.

Café, un combustible natural.

Mucho se ha escrito sobre las propiedades energizantes que aporta el café, atacando la somnolencia, disminuyendo la sensación de fatiga y activando el sistema nervioso central, pero muy poco se conoce del poder que tiene después de consumirse, y es que de los pozos de café puede extraerse un biocombustible que puede sustituir al petróleo.

Anualmente en todo el mundo se consumen alrededor de 171 millones de saco de 60 kilos de café, es decir más de 10 millardos de kilos, que se traduce en un consumo de 1,3 kilos de café por cada persona que habita el planeta durante un año, generando por ende una inimaginable cantidad de desechos biodegradables que deben ser ocupados.

El proceso en principio no es complicado, primero se debe extraer el aceite de los pozos del café desechados y mezclarlos con disolventes orgánicos bajo un proceso llamado “transesterificación”, este proceso convierte a este biocombustible en una de las pocas alternativas más atractivas por no necesitar cultivos especiales ni altas inversiones.

Esta propuesta de combustible se ocupa desde el año 2017 en los emblemáticos autobuses de dos pisos en la ciudad de Londres, donde se ocuparon los desechos de 2,5 millones de tazas de café para extraer 6 mil litros de aceite de café, suficiente para mover uno de esos autobuses durante un año entero.

Y aunque se necesita una logística muy coordinada entre las cadenas de cafeterías y las empresas que extraen el aceite y preparan el biocombustible, se trata de un importante avance en materia de energía saludable que se espera logre expandirse a otras grandes metrópolis mundiales.

El café puede definirse de tantas formas, fruta, grano, bebida, elixir, manjar, y ahora combustible limpio, sólo queda esperar que estos avances crucen fronteras y se logre masificar su uso.