Mucho se habla, lee y experimenta sobre las formas de preparar el café, unos lo prefieren fácil y optan por solubles, otros por hacerlo en casa ocupando métodos de filtrado con colador en tela, cafeteras italianas o con prensas francesas, muchos van a la segura por un café en una cafetería, pero pocos se atreven por el café turco.
El café turco es una preparación de más de 500 años de antigüedad que nació en Turquía y que ahora recorre el mundo, fue declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO en el año 2013 y es visto por los amantes del café como una joya.
Para prepararlo se emplea café arábico de molienda extra fina, de consistencia más bien arenosa, moler el café es toda una experiencia personal para un turco, se usa un pequeño molinillo manual de cobre que amerita paciencia, fuerza y tiempo para poder obtener ese café fino casi en polvo.
La cafetera para este café se llama cezve, es un pequeño recipiente de cobre que por lo general tiene el mango de madera y una larga cucharilla para removerlo.
Para preparar una taza de café turco se ocupan 50 mililitros de agua purificada y 15 gramos de café, se coloca el agua en la cevze, se lleva al fuego hasta la ebullición se retira e inmediatamente se añade el café revolviendo lentamente y llevando al fuego hasta conseguir espuma y servirlo esperando algunos segundos antes de probarlos para que se asienten los pozos, este café no tiene filtrado.
Es una bebida fuerte y con mucho carácter, que algunos deciden no endulzar para sentir los diferentes tonos que ofrece, otros elijen colocarle especias para darles otros gustos, por lo general se usa canela o cardamomo en el agua antes del café.
Definitivamente el café y sus diferentes formas de disfrutarlo son y serán tantas que nunca se podrá dar fin, la creatividad humana para disfrutar de él seguirán sorprendiendo.