El tomar una taza café por las mañanas es para muchos un tema cultural, en los países latinos es normal ver a niños que desde pequeños se toman un poco de café antes de salir a sus colegios, lo que termina convirtiéndose en un hábito en la vida adulta, pero ¿qué tan “normal” es que un niño pueda tomar café?
Mucho se ha hablado sobre las propiedades y beneficios del café para la salud, asociando directamente el consumo moderado de café a una mayor longevidad. Sin embargo, cuando se busca una edad mínima y/o máxima recomendable para consumirlo sin riesgos, se pueden encontrar posiciones diferentes entre los especialistas.
Por su parte, la academia americana de pediatría explica que, aunque la edad en la que los niños acceden al café es cada vez menor y se desaconseja el consumo en menores de 12 años, el acceso al componente que puede causar insomnio en niños pueden conseguirlo en otros alimentos mucho más comunes.
La exposición a la cafeína en niños no sólo está presente en el café, está también en el té helado que se toma el niño en verano, en la barra de chocolate por la tarde, en la bebida gaseosa con la que acompaña su almuerzo o cena, en la taza de chocolate caliente en el invierno, es decir, la cafeína natural o sintética está presente en la dieta normal de cualquier niño.
Los excesos de cafeína a temprana edad pueden causar alteraciones del sueño, hiperactividad, depresión infantil y por ende, bajo rendimiento escolar.
El mismo dilema se hace presente para personas de la tercera edad, el cuerpo humano después de los 60-65 años comienza a presentar cambios importantes, se comienzan hacer presentes problemas arteriales y de presión que pueden verse intensificados con el consumo excesivo de cafeína.
Lo importante es recordar que todos los excesos conllevan a inconvenientes, que no se debe satanizar el consumo de café ya que la cafeína está en una gran cantidad de alimentos, pero lo que sí es importante es llevar una dieta balanceada y consciente.